lunes, 14 de junio de 2010

Ay papel…!

Ay papel…!

Decime papel por qué el amor llega siempre
En oleadas tan grandes y cortas
Salvajemente sublimes
Irrelevantes y a la vez
Llenas de razones para el sufriente
Por qué sólo se siente correr
La sangre en las venas cuando
Te mira desde el infinito
De su ternura agreste
Decime papel cuándo
Se es fiel al sentimiento
Y cuando se peca en
La sinrazón de la pureza
Cuando debo amar

Y dejarlo a él que me ame…

1 comentario:

  1. Ahhh, si los papeles respondieran ya habrían hecho buen negocio de ello ¡¡cobrándonos un presupuesto!! Eso, suponiendo que los papeles llevaran la misma naturaleza mercantilista humana, la cual resulta un poco injusto adjudicarles, dado que son meras tajadas de un árbol muerto, que ha muerto por nuestra ambición de muebles y palabras impresas (menos mal que ahora buena parte del papel se obtiene del excendente de la caña una vez utilizada para la extracción del azúcar)
    Y volviendo al tema de la ferviente invocación al papel en su rol de cómplice y oyente incondicional, diría que, por fortuna, la única respuesta a nuestras inquietudes planteadas al papel viene diferida, con el tiempo. Que el papel, incapaz de responder por sí mismo, surte el efecto de un espejo, ayudando a encontrar dentro de uno lo que se ha extraviado en el laberinto cotidiano.

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